viernes, 29 de abril de 2011

El Fútbol ha muerto.

Messi llega al barcelona en 2004-05, jugando 9 partidos. Al año siguiente, 2005-06, Messi se lesionaría. Jugaría un total de 25 partidos. Al siguiente año, 2006-07, se volvería a lesionar. Jugaría un total de 36 partidos. Al siguiente año, 2007-08, volvería a lesionarse. Jugaría total de 40 partidos. El propio club llegó a decir de Messi que era un jugador "para unos 40 partidos al año" dada su constitución física.

Al siguiente año, 2008-09 llega Guardiola al banquillo del Barcelona. Con él está su médico Ramón Segura, el mismo al que él puso a caer de un burro cuando dió positivo por nandrolona en Italia. Este es el primer año completo de Messi en el Barcelona que no se lesiona, jugando un total de 51 partidos.

Al año siguiente, 2010-11 el jugador que está "para 40 partidos" y tras disputar 51 el año anterior, sigue sin lesionarse, jugando un total de 53 partidos. Empiezan a correr los primeros rumores del dopaje del Barcelona por los foros de toda Europa.

Transcurre un año más, y los huesos de plastilina de Messi de antaño, siguen un año más siendo de adamantio. No se lesiona, lleva de momento 50 partidos.

Salta a los medios el rumor del dopaje del Barcelona. El Club señala a Madrid, obviando que esto se comenta en toda Europa, para disimular que es un rumor fruto de la rivalidad con el Madrid y no fruto del antihumano rendimiento del equipo.

La Uefa, rauda, comienza a someter a repetidos controles al Barcelona. El club, que hasta ahora iba de goleada en goleada y no parecía cansarse, comienza a arrastrarse por los campos. Todo lo que no se han cansado hasta ahora, se cansan de repente.

A la Uefa le conviene que el equipo de Messi llegue, e incluso gane, las finales de Europa. Messi vende y su imagen se lleva a paises donde el fútbol no está del todo integrado para fomentarlo y tener más sitios de los que sacar tajada. Y los árbitros saben que caerán mejor si en sus arbitrajes gana el Barcelona a que lo hace el rival. No es que haya maletines, pero basta con conocer la psicología humana para entender lo que ocurre. Así se explican las incoherencias. Desde el escandaloso robo de Stamford Bridge, el intento del mismo contra el Inter, que no se logró perpetrar, hasta las ya comunes de dejar al rival con 10 cuando al Barcelona le conviene. Como contra el Arsenal, expulsando a Van Persie por tirar a puerta, o ahora, a Pepe, por no tocar a Dani Alves.

Cuando a un drogadicto le quitas la droga, sólo le queda el teatro. El Barcelona lleva desde que la Uefa les puso la lupa encima sin doparse, y se nota. Lo de guardiola inciando a sus jugadores a llevarse las manos a la cara fingiendo agresiones es la decisión técnica más vergonzosa de la historia. Las imágenes han dado la vuelta al mundo y los gritos de indignación se escuchan por todo el globo. Sólo basta con echar un vistazo a cualquier foro de internet. La prueba de que Guardiola es un inútil integral y que todo lo consigue con deshonor. Si no es el dopaje, es el teatro, cualquier cosa menos jugar al fútbol. Porque nos quieren vender que lo del Barcelona es jugar al fútbol, pero cuando lo analizas, los tiros a puerta son incluso menos que los de sus rivales. Cuando analizas la posesión, la mayor parte es entre Valdés, Puyol y Busquet, en defensa.

El dopaje es antifútbol. El teatro es antifútbol. Guardiola es antifútbol y ha convertido al Barcelona en antifútbol.

No se debe tolerar jugar la Champions a un club deshonesto así. El Madrid debería negarse a jugar la vuelta. El Barcelona debería ser expulsado de la Champions de forma fulminante... pero a la Uefa no le conviene, y Florentino carece de los cojones necesarios para dar un puñetazo en la mesa y decir "O se van ellos o nos vamos nosotros". Ojalá Mourinho fuese también el presidente, entonces el Madrid si que no toleraría esta pantomina en que se ha convertido el fútbol.